Todo lo que necesitas saber sobre el contrato de intermediación comercial: contenido y buenas prácticas

En un mundo donde las oportunidades nacen cada vez más a través de las relaciones y recomendaciones, el aporte de negocios se ha convertido en una palanca poderosa de desarrollo. Ya sea en el sector inmobiliario, financiero, patrimonial o creativo (como la decoración o la arquitectura), una recomendación bien dirigida puede abrir muchas puertas… siempre que esté bien estructurada con un contrato de aporte de negocios claro.

Y ahí es donde entra en juego el contrato de intermediación comercial. A menudo descuidado o redactado a la ligera, este contrato es en realidad la base de una colaboración saludable, transparente y eficaz entre un aportador y un profesional o empresa.

¿Qué es el aporte de negocios?

Antes de hablar del contrato, conviene recordar qué es —y sobre todo, qué no es— un aporte de negocios. El aportador actúa como facilitador. No vende, no negocia, no firma. Simplemente pone en contacto a dos partes. Si la recomendación se traduce en un contrato firmado, puede recibir una comisión previamente acordada.

No es un agente comercial ni un empleado, y eso debe quedar claramente indicado en el contrato, para evitar cualquier re-calificación legal (como relación laboral encubierta).

¿Para qué sirve un contrato de aporte de negocios?

No es una simple formalidad. Sirve para:

  • Evitar malentendidos sobre lo aportado, el momento de la comisión y su importe.

  • Proteger legalmente a ambas partes: un contrato escrito es la mejor garantía ante cualquier conflicto.

  • Profesionalizar la relación: un aportador reconocido y encuadrado trabaja mejor y aporta más.

  • Aclarar el alcance de la colaboración: qué puede o no hacer el aportador, en qué regiones, sobre qué tipo de misiones.

¿Qué debe incluir un buen contrato?

Aunque no hay un modelo único, estos son los elementos esenciales:

1. Identidad de las partes

Nombres completos, estatus legal, número fiscal (tipo CIF o SIRET), domicilio profesional.

2. Objeto del contrato

Debe indicarse que se trata de un contrato de intermediación, que consiste en poner en contacto a un cliente potencial con la empresa, sin obligación comercial para el aportador.

3. Ámbito del aporte

¿Qué tipo de clientes se pueden aportar? ¿Está limitado a un sector, oferta o zona geográfica?

4. Obligaciones del aportador

  • Usar medios legales y éticos.

  • No hacer prospección agresiva.

  • No ofrecer asesoría técnica, jurídica o financiera.

  • No presentarse como empleado.

5. Obligaciones de la empresa

  • Avisar al aportador cuando un contacto se convierte.

  • Pagar la comisión según lo pactado.

  • No evitar el pago intentando eludir la intermediación.

6. Remuneración

Puede ser:

  • Fija (ej. 500 € por cliente firmado),

  • Proporcional (ej. 10 % de los honorarios cobrados),

  • Mixta, dependiendo del caso.

También debe establecerse cuándo se activa el pago (firma, cobro efectivo, etc.) y el plazo (30 o 60 días, por ejemplo).

7. Duración del contrato

Determinado o no, pero incluyendo una protección posterior (ej. el contacto aportado sigue ligado durante 12 meses tras la finalización).

8. Cláusula de confidencialidad

Para proteger los datos y la información intercambiada.

9. Cláusula de no subordinación

Para evitar toda confusión con una relación laboral.

10. Jurisdicción competente

Determina el tribunal que resolverá cualquier disputa.

¿Cómo se calcula la comisión?

Depende del valor del negocio y de las prácticas del sector. Algunos ejemplos:

  • Un cliente que invierte 100.000 € puede generar una comisión de 300 a 1.000 €.

  • Un inversor traído a un proyecto inmobiliario puede representar 1.000 a 3.000 € o más.

  • En B2B o tecnología, puede ir del 5 % al 10 % del valor total.

Siempre debe estar por escrito y firmado por ambas partes antes del aporte.

Errores comunes a evitar

  • No firmar contrato.

  • Cláusulas vagas o mal redactadas sobre la comisión.

  • Crear una relación laboral sin querer (instrucciones, horarios…).

  • Prospección ilegal o contraria al RGPD.

En resumen

El contrato de aporte de negocios es una herramienta clave. Bien redactado, protege, profesionaliza y simplifica.

¿Eres una empresa? Formaliza tus relaciones.
¿Eres aportador? Exige claridad.

Un buen contrato es igual a menos problemas, más confianza y mejores resultados.

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